sábado, 2 de febrero de 2013




La tormenta estalla como si supiera que es la última,
cada estallido era un grito,
como el grito de alguien que era cobarde
y toma coraje, ese que sale de las entrañas,
y juegan los relámpagos a ser sirenas de alerta,
y nos despiden en perfecta sincronización lumínica,
y los truenos con voces de tenores
despedazan el silencio del miedo,
y por último el viento, el también se despidió,
nos habló largo rato, y sopló y tocó canciones,
tocó recuerdos y barrió toda desesperanza
y dejó abierta una mañana de sol, la última
que nos encontrará bajo el mismo techo,
ese que aplastó nuestros sueños.

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