martes, 18 de octubre de 2011

La Razón



(Basado en un motivo mítico de la cultura Dakota)

Hace cualquier cantidad de siglos, cuando la memoria era niña y el tiempo todavía no
tenía dientes, la Verdad vivía con las mujeres y con los hombres y andaba desnuda, con
la cara sucia, bailando y cantando:

Yo no me lavo la cara.
Ni soy persona decente.

Baila y canta la Verdad.
Baila y canta de verdad.

Soy la Verdad verdadera,
y mi boca nunca miente.

Baila y canta la Verdad.
Baila y canta de verdad.

Las mujeres y los hombres eran desordenados pero eso sí elegantes. Un día les pareció
que eso de andar desnudo no estaba bien y peor aún, con la cara sucia. Le pidieron a la
Verdad que se vistiera y sobre todo que se lavara la cara. La Verdad se vistió, con cintas
rojas y collares de cuentas negras y verdes, pero en cuanto a lavarse la cara:
–¡No!
Las mujeres y los hombres pidieron, rogaron, se enojaron y se organizaron. De la
solicitud cordial pasaron a las órdenes, de las órdenes a las amenazas, de las amenazas a
las leyes y de las leyes al castigo.
La verdad fue que la Verdad tuvo que ir al río y lavarse la cara.
Cuando las mujeres y los hombres vieron el rostro de la Verdad se desencadenaron la
ira del cielo y la tristeza de la tierra; hubo una tempestad y la tierra lloró. Todo se
inundó. Las aguas subieron hasta el cielo.
Las mujeres y los hombres murieron ahogados. Unos pocos quedaron vivos y como ya
la Verdad no vive con ellos, inventaron la Razón, que está vestida y tiene la cara limpia.

Yo ya me lavé la cara.
Y fui persona decente.

La Verdad ya no es verdad
con Razón ya no hay verdad.

Desde entonces no hay verdad
y todo el mundo miente.

La Verdad ya no es verdad
con Razón ya no hay verdad.

N.B

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