sábado, 14 de abril de 2012

Todos los días

Subte, 10:45hs, un niño reparte dos papeles, seguramente no sabe lo que dicen; 1,20 ó 1,30 mts de altura, zapatillas usadas, una no le entra, tiene su talón pequeñito afuera, seguramente tenga entre 7 y 9 años, tendría que estar en la escuela o por lo menos preparándose para ir en el turno tarde; nada de eso ocurre, está acá, solo, solito ante el desprecio del adulto frustrado. Ignorado, sigue repartiendo papeles que nadie lee, ni siquiera los sostienen con sus manos, termina la repartija, se detiene, curioso como cualquier niño, pregunta a un muchacho sobre su guitarra, le sonríen, explican y gana unos pesos; respiro contento, ese niño fue escuchado!, me miro, mis manos atadas como la de todos los demás (por voluntad propia), ignorando la crueldad, soy uno más de los que no hacen nada. Ese niñito se levanta de donde puede, más temprano que yo, mal comido, mal desayunado, mal dormido, mal abrigado; ese niño es el futuro joven descreído de este mundo, creará el suyo y crecerá y te odiará y querrá plata para olvidar su niñez sin infancia, y ahí pediremos que lo maten, porque me tocó lo mío, porque lo ignoré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario