lunes, 20 de agosto de 2012

La noche boca arriba


Y salían en ciertas épocas a cazar enemigos; le
llamaban la guerra florida


A mitad del largo zaguán del hotel pensó que debía ser tarde, y se apuró a salir a la calle y sacar la motocicleta del rincón donde el portero de al lado le permitía guardarla. En la joyería de la esquina vio que eran las nueve menos diez; llegaría con tiempo sobrado donde iba. El sol se filtraba entre los altos edificios del centro, y él -porque para sí mismo, para ir pensando, no tenía nombre- montó en la máquina saboreando el paseo. La moto ronroneaba entre sus piernas, y un viento fresco le chicoteaba los pantalones.
Dejó pasar los ministerios (el rosa, el blanco) y la serie de comercios con brillantes vitrinas de la calle Central. Ahora entraba en la parte más agradable del trayecto, el verdadero paseo: una calle larga, bordeada de árboles, con poco tráfico y amplias villas que dejaban venir los jardines hasta las aceras, apenas demarcadas por setos bajos. Quizá algo distraído, pero corriendo sobre la derecha como correspondía, se dejó llevar por la tersura, por la leve crispación de ese día apenas empezado. Tal vez su involuntario relajamiento le impidió prevenir el accidente. Cuando vio que la mujer parada en la esquina se lanzaba a la calzada a pesar de las luces verdes, ya era tarde para las soluciones fáciles. Frenó con el pie y la mano, desviándose a la izquierda; oyó el grito de la mujer, y junto con el choque perdió la visión. Fue como dormirse de golpe.
Volvió bruscamente del desmayo. Cuatro o cinco hombres jóvenes lo estaban sacando de debajo de la moto. Sentía gusto a sal y sangre, le dolía una rodilla, y cuando lo alzaron gritó, porque no podía soportar la presión en el brazo derecho. Voces que no parecían pertenecer a las caras suspendidas sobre él, lo alentaban con bromas y seguridades. Su único alivio fue oír la confirmación de que había estado en su derecho al cruzar la esquina. Preguntó por la mujer, tratando de dominar la náusea que le ganaba la garganta. Mientras lo llevaban boca arriba hasta una farmacia más próxima, supo que la causante del accidente no tenía más que rasguños en las piernas. "Usté la agarró apenas, pero el golpe le hizo saltar la maquina de costado..." Opiniones, recuerdos, despacio, éntrenlo de espaldas, así va bien, y alguien con un guardapolvo dándole a beber un trago que lo alivió en la penumbra de una pequeña farmacia de barrio.
La ambulancia policial llegó a los cinco minutos, y lo subieron a una camilla blanda donde pudo tenderse a gusto. Con toda lucidez, pero sabiendo que estaba bajo los efectos de un shock terrible, dio sus señas a la policía que lo acompañaba. El brazo casi no le dolía; de una cortadura en la ceja goteaba sangre por toda la cara. Una o dos veces se lamió los labios para beberla. Se sentía bien, era un accidente, mala suerte; unas semanas quieto y nada más. El vigilante le dijo que la motocicleta no parecía muy estropeada. "Natural", dijo él. "Como que me la ligué encima...". Los dos se rieron, y el vigilante le dio la mano al llegar al hospital y le deseó buena suerte. Ya la náusea volvió poco a poco; mientras lo llevaban en una camilla de ruedas hasta un pabellón del fondo, pasando bajo árboles llenos de pájaros cerró los ojos y deseo estar dormido o cloroformado. Peo lo tuvieron largo rato en una pieza con olor a hospital, llenando una ficha, quitándole la ropa y vistiéndolo con una camisa grisácea y dura. Le movían cuidadosamente el brazo, sin que le doliera. Las enfermeras bromeaban todo el tiempo, y si no hubiera sido por las contracciones del estómago se habría sentido muy bien, casi contento.
Lo llevaron a la sala de radio, y veinte minutos después, con la placa todavía húmeda puesta en el pecho, como una lápida negra, pasó a la sala de operaciones. Alguien de blanco, alto y delgado, se le acercó y se puso a mirar la radiografía. Manos de mujer le acomodaban la cabeza, sintió que lo pasaban de una camilla a otra. El hombre de blanco se le acercó otra vez, sonriendo, con algo que le brillaba en la mano derecha. Le palmeó la mejilla e hizo una seña a alguien parado atrás.
Como sueño era curioso, porque estaba lleno de olores y él nunca soñaba olores. Primero un olor a pantano, ya que a la izquierda de la calzada empezaban las marismas, los tembladerales de donde no volvía nadie. Pero el olor cesó, y, en cambio, vino una fragancia compuesta y oscura como la noche en que se movía huyendo de los aztecas. Y todo era tan natural, tenía que huir de los aztecas que andaban a caza de hombre, y su única probabilidad era la de esconderse en lo más denso de la selva, cuidando de no apartarse de la estrecha calzada que sólo ellos, los motecas, conocían.
Lo que más lo torturaba era el olor, como si aun en la absoluta aceptación del sueño algo se rebelara contra eso que no era habitual, que hasta entonces no había participado del juego. "Huele a guerra", pensó, tocando instintivamente el puñal de piedra atravesado en su ceñidor de la lana tejida. Un sonido inesperado lo hizo agacharse y quedar inmóvil, temblando. Tener miedo no era extraño, en sus sueños abundaba el miedo. Esperó, tapado por las ramas de un arbusto y la noche sin estrellas. Muy lejos, probablemente del otro lado del gran lago, debían estar ardiendo fuegos de vivac; un resplandor rojizo teñía esa parte del cielo. El sonido no se repitió. Había sido como una rama quebrada. Tal vez un animal que escapaba como él del olor de la guerra. Se enderezó despacio, venteando. No se oía nada, pero el miedo seguía allí como el olor, ese incienso dulzón de la guerra florida. Había que seguir, llegar al corazón de la selva evitando las ciénagas. A tientas, agachándose a cada instante para tocar el suelo más duro de la calzada, dio algunos pasos. Hubiera querido echar a correr, pero los tembladerales palpitaban a su lado. En el sendero en tinieblas, buscó el rumbo. Entonces sintió una bocanada horrible del olor que más temía, y saltó desesperado hacia adelante.
-Se va a caer de la cama - dijo el enfermo del lado-. No brinque tanto, amigazo.
Abrió los ojos y era de tarde, con el sol ya bajo en los ventanales de la larga sala. Mientras trataba de sonreír a su vecino, se despegó casi físicamente de la última visión de la pesadilla. El brazo, enyesado, colgaba de un aparato con pesas y poleas. Sintió sed, como si hubiera estado corriendo kilómetros, pero no querían darle mucha agua, apenas para mojarse los labios y hacer un buche. La fiebre lo iba ganando despacio y hubiera podido dormirse otra vez, pero saboreaba el placer de quedarse despierto, entornados los ojos, escuchando el diálogo de los otros enfermos, respondiendo de cuando en cuando a alguna pregunta. Vio llegar un carrito blanco que pusieron al lado de su cama, una enfermera rubia le frotó con alcohol la cara anterior del muslo, y le clavó una gruesa aguja conectada con un tubo que subía hasta un frasco lleno de líquido opalino. Un médico joven vino con un aparato de metal y cuero que le ajustó al brazo sano para verificar alguna cosa. Caía la noche, y la fiebre lo iba arrastrando blandamente a un estado donde las cosas tenían un relieve como de gemelos de teatro, eran reales y dulces y a la vez ligeramente repugnantes, como estar viendo una película aburrida y pensar que, sin embargo, en la calle es peor, y quedarse.
Vino una taza de maravilloso caldo de oro oliendo a puerro, a apio, a perejil. Un trocito de pan, más precioso que todo un banquete, se fue desmigajando poco a poco. El brazo no le dolía nada y solamente en la ceja, donde lo habían suturado, chirriaba a veces una punzada caliente y rápida. Cuando los ventanales de enfrente viraron a manchas de un azul oscuro, pensó que no le iba a ser difícil dormirse. Un poco incómodo, de espaldas, pero al pasarse la lengua por los labios resecos y calientes sintió el sabor del caldo, y suspiró de felicidad, abandonándose.
Primero fue una confusión, un atraer hacia sí todas las sensaciones por un instante embotadas o confundidas. Comprendía que estaba corriendo en plena oscuridad, aunque arriba del cielo cruzado de copas de árboles era menos negro que el resto. "La calzada", pensó. "Me salí de la calzada." Sus pies se hundían en un colchón de hojas y barro, y ya no podía dar un paso sin que las ramas de los arbustos le azotaran el torso y las piernas. Jadeante, sabiéndose acorralado a pesar de la oscuridad y el silencio, se agachó para escuchar. Tal vez la calzada estaba cerca, con la primera luz del día iba a verla otra vez. Nada podía ayudarlo a encontrarla. La mano, que sin


saberlo él aferraba el mango del puñal, subió como un escorpión de los pantanos hasta su cuello, donde colgaba el amuleto protector. Moviendo apenas los labios musitó una plegaria del maíz
que trae las lunas felices, y la súplica a la Muy Alta, a la dispensadora de los bienes motecas. Pero sentía al mismo tiempo que los tobillos se le estaban hundiendo despacio en el barro, y la espera en la oscuridad del chaparral desconocido se le hacía insoportable. La guerra florida había empezado con la luna y llevaba ya tres días y tres noches. Si conseguía refugiarse en lo profundo de la selva, abandonando la calzada más allá de la región de las ciénagas, quizá los guerreros no le siguieran el rastro. Pensó en los muchos prisioneros que ya habrían hecho. Pero la cantidad no contaba, sino el tiempo sagrado. La caza continuaría hasta que los sacerdotes dieran la señal del regreso. Todo tenía su número y su fin, y él estaba dentro del tiempo sagrado, del otro lado de los cazadores.
Oyó los gritos y se enderezó de un salto, puñal en mano. Como si el cielo se incendiara en el horizonte, vio antorchas moviéndose entre las ramas, muy cerca. El olor a guerra era insoportable, y cuando el primer enemigo le saltó al cuello casi sintió placer en hundirle la hoja de piedra en pleno pecho. Ya lo rodeaban las luces, los gritos alegres. Alcanzó a cortar el aire una o dos veces, y entonces una soga lo atrapó desde atrás.
-Es la fiebre-dijo el de la cama de al lado-. A mí me pasaba igual cuando me operé del duodeno. Tome agua y va a ver que duerme bien.
Al lado de la noche de donde volvía la penumbra tibia de la sala le pareció deliciosa. Una lámpara violeta velaba en lo alto de la pared del fondo, como un ojo protector. Se oía toser, respirar fuerte, a veces un diálogo en voz baja. Todo era grato y seguro, sin ese acoso, sin... Pero no quería seguir pensando en la pesadilla. Había tantas cosas en qué entretenerse. Se puso a mirar el yeso del brazo, las poleas que tan cómodamente se lo sostenían en el aire. Le habían puesto una botella de agua mineral en la mesa de noche. Bebió del gollete, golosamente. Distinguía ahora las formas de la sala, las treinta camas, los armarios con vitrinas. Ya no debía tener tanta fiebre, sentía fresca la cara. La ceja le dolía apenas, como un recuerdo. Se vio otra vez saliendo del hotel, sacando la moto. ¿Quién hubiera pensado que la cosa iba a acabar así? Trataba de fijar el momento del accidente, y le dio rabia advertir que había ahí como un hueco, un vacío que no alcanzaba a rellenar. Entre el choque y el momento en que lo habían levantado del suelo, un desmayo o lo que fuera no le dejaba ver nada. Y al mismo tiempo tenía la sensación de que ese hueco, esa nada, había durado una eternidad. No, ni siquiera tiempo, más bien como si en ese hueco él hubiera pasado a través de algo o recorrido distancias inmensas. El choque, el golpe brutal contra el pavimento. De todas maneras al salir del pozo negro había sentido casi un alivio mientras los hombres lo alzaban de suelo. Con el dolor del brazo roto, la sangre de la ceja partida, la contusión en la rodilla; con todo eso, un alivio al volver al día y sentirse sostenido y auxiliado. Y era raro. Le preguntaría alguna vez al médico de la oficina. Ahora volvía a ganarlo el sueño, a tirarlo despacio hacia bajo. La almohada era tan blanda, y en su garganta afiebrada la frescura del agua mineral. Quizás pudiera descansar de veras, sin las malditas pesadillas. La luz violeta de la lámpara en lo alto se iba apagando poco a poco.
Como dormía de espaldas, no lo sorprendió la posición en que volvía a reconocerse, pero en cambio el olor a humedad, a piedra rezumante de filtraciones, le cerró la garganta y lo obligó a comprender. Inútil abrir los ojos y mirar en todas direcciones; lo envolvía una oscuridad absoluta. Quiso enderezarse y sintió las sogas en las muñecas y los tobillos. Estaba estaqueado en el suelo, en un piso de lajas helado y húmedo. El frío le ganaba la espalda desnuda, las piernas. Con el mentón buscó torpemente el contacto con su amuleto, y supo que se lo habían arrancado. Ahora estaba perdido, ninguna plegaria podía salvarlo del final. Lejanamente, como filtrándose entre las piedras del calabozo, oyó los atabales de la fiesta. Lo habían traído al teocalli, estaba en las mazmorras del templo a la espera de su turno.


Oyó gritar, un grito ronco que rebotaba en las paredes. Otro grito acabando en un quejido. Era él que gritaba en las tinieblas, gritaba porque estaba vivo, todo su cuerpo se defendía con el grito de lo que iba a venir, del final inevitable. Pensó en sus compañeros que llenarían otras mazmorras, y en los que ascendían ya los peldaños del sacrificio. Gritó de nuevo sofocadamente, casi no podía abrir la boca, tenía las mandíbulas agarrotadas y a la vez como si fueran de goma y se abrieran lentamente, con un esfuerzo interminable. El chirriar de los cerrojos lo sacudió como un látigo. Convulso, retorciéndose, luchó por zafarse de las cuerdas que se le hundían en la carne. Su brazo derecho, el más fuerte, tiraba hasta que el dolor se hizo intolerable y tuvo que ceder. Vio abrirse la doble puerta, y el olor de las antorchas le llegó antes que la luz. Apenas ceñidos con el taparrabos de la ceremonia, los acólitos de los sacerdotes se le acercaron mirándolo con desprecio. Las luces se reflejaban en los torsos sudados, en el pelo negro lleno de plumas. Cedieron las sogas, y en su lugar lo aferraron manos calientes, duras como bronce; se sintió alzado, siempre boca arriba, tironeado por los cuatro acólitos que lo llevaban por el pasadizo. Los portadores de antorchas iban adelante, alumbrando vagamente el corredor de paredes mojadas y techo tan bajo que los acólitos debían agachar la cabeza. Ahora lo llevaban, lo llevaban, era el final. Boca arriba, a un metro del techo de roca viva que por momentos se iluminaba con un reflejo de antorcha. Cuando en vez del techo nacieran las estrellas y se alzara frente a él la escalinata incendiada de gritos y danzas, sería el fin. El pasadizo no acababa nunca, pero ya iba a acabar, de repente olería el aire libre lleno de estrellas, pero todavía no, andaban llevándolo sin fin en la penumbra roja, tironeándolo brutalmente y él no quería, pero cómo impedirlo si le habían arrancado el amuleto que era su verdadero corazón, el centro de la vida.
Salió de un brinco a la noche del hospital, al alto cielo raso dulce, a la sombra blanda que lo rodeaba. Pensó que debía haber gritado, pero sus vecinos dormían callados. En la mesa de noche, la botella de agua tenía algo de burbuja, de imagen translúcida contra la sombra azulada de los ventanales. Jadeó, buscando el alivio de los pulmones, el olvido de esas imágenes que seguían pegadas a sus párpados. Cada vez que cerraba los ojos las veía formarse instantáneamente y se enderezaba aterrado pero gozando a la vez del saber que ahora estaba despierto, que la vigilia lo protegía, que pronto iba a amanecer, con el buen sueño profundo que se tiene a esa hora, sin imágenes, sin nada... Le costaba mantener los ojos abiertos, la modorra era más fuerte que él. Hizo un último esfuerzo, con la mano sana esbozó un gesto hacia la botella de agua; no llegó a tomarla, sus dedos se cerraron en un vació otra vez negro, y el pasadizo seguía interminable, roca tras roca, con súbitas fulguraciones rojizas, y él boca arriba gimió apagadamente por que el techo iba a acabarse, subía abriéndose como una boca de sombra, y los acólitos se enderezaban y de la altura una luna menguante le cayó en la cara donde los ojos no querían verla, desesperadamente se cerraban y abrían buscando pasar al otro lado, descubrir de nuevo el cielo raso protector de la sala. Y cada vez que se abrían era la noche y la luna mientras lo subían por la escalinata, ahora con la cabeza colgando hacia abajo, y en lo alto estaban las hogueras, las rojas columnas de humo perfumado, y de golpe vio la piedra roja, brillante de sangre que chorreaba, y el vaivén de los pies del sacrificado que arrastraban para tirarlo rodando por las escalinatas del norte. Con una última esperanza apretó los párpados, gimiendo por despertar. Durante un segundo creyó que lo lograría, porque otra vez estaba inmóvil en la cama, a salvo del balanceo cabeza abajo. Pero olía a muerte, y cuando abrió los ojos vio la figura ensangrentada del sacrificador que venía hacia él con el cuchillo de piedra en la mano. Alcanzó a cerrar otra vez los párpados aunque ahora sabía que no iba a despertarse, que estaba despierto, que el sueño maravilloso había sido el otro, absurdo como todos los sueños; un sueño en el que había andado por extrañas avenidas de una ciudad, asombrosa, con luces verdes y rojas que ardían sin llama ni humo, con un enorme insecto de metal que zumbaba bajo sus piernas. En la mentira infinita de ese sueño también lo habían alzado del suelo, también alguien se le había acercado con un cuchillo en la mano, a él tendido boca arriba, a él boca arriba con los ojos cerrados entre las hogueras.
Artículo De la Fundación adoptar.


"No me peguen…soy UNICEF"

“¿Un sol para los niños?”


En los últimos años muchos artistas y deportistas de todo el mundo, fueron nombrados embajadores de UNICEF, tarea que desarrollan, por supuesto de buena fe, donando el producto de sus actuaciones desinteresadamente. Pero llama la atención, como ni ellos, ni la gente, se pregunta, a qué se dedica UNICEF y qué hace con el dinero.

Hay grandes monstruos en las historias de las personas comunes, a los cuales nadie puede poner en duda, por que les sobreviene una maldición, pierde la Salvación, cae en pecado, o simplemente, lo tienen por loco. Asumiendo todos esos calificativos y riesgos, vamos a pensar en voz alta por unos momentos, sobre uno de estos Entes que nos rodean…UNICEF

UNICEF tiene ya innumerables denuncias en distintos países, por falta de transparencia en rendición de cuentas, acciones contradictorias y otras cuestiones graves, que reciben el beneficio permanente del silencio de las principales naciones que le brindan fondos

Cuenta con increíbles apoyos económicos, que nunca publicitan. Nadie sabe qué hacen con el dinero, porque nunca rinden cuentas ante nadie, la mayoría de las recaudaciones van a parar en sueldos, honorarios y viáticos de sus funcionarios. A pesar de ello, un día, por cada año hacen en todo el mundo, programas de televisión colectivos y maratónicos, donde recaudan sumas siderales de dineros, que nunca nadie sabe el total de lo que suman.

Es una organización internacional, que tan sólo se limita a explicar y dar estadísticas, sobre cómo sufren los niños del mundo. En innumerables conferencias a las que asistimos, sus ejecutivos, nos explican, todo lo que la platea, colmada de organizaciones no gubernamentales ya conocen y para colmo, nos cobran la entrada.

Uno de los éxitos más importantes de UNICEF, fue el haber logrado, tanta ascedencia sobre las sociedades del mundo, que sabe silenciar, de una manera fantástica a todos, para que nadie haga preguntas sobre ella, ni sepa, que hace y para qué sirve. Nadie, excepto algunos fiscales y jueces independientes, se animaron, pero UNICEF, a pesar de ello, nunca responde.

Tan sólo algunas esporádicas y fugaces manifestaciones públicas, por ejemplo de Greenpace han logrado mostrar al mundo las consecuencias de uno de los socios más importantes de UNICEF: Nike-Adidas

Personas sin ropa ante la puerta de la tienda de Adidas en la calle Fuencarral de Madrid, organizado por Greenpeace en 32 ciudades de 11 países como desafío a los gigantes de la ropa deportiva Adidas y Nike, para que eliminen las emisiones peligrosas de tóxicos en su cadena de producción

Dos de los clubes de fútbol más populares del mundo, que no son los únicos, como el Barcelona de España y nuestro Boca Juniors llevan la publicidad de UNICEF en sus camisetas, para promover la donación de fondos, que tampoco la gente sabe a cuánto ascienden.



El club argentino por cada casaca vendida aporta U$S 1; el español por lo mismo cede E$ 1,5, y su caso fue más trascendente pues la publicidad de UNICEF fue la primera en su camiseta en sus más de 100 años de historia. Esta exclusividad benéfica le aporta a ambos clubes repercusión mediática, prestigio y simpatía por su desinteresada colaboración, no sin antes, canalizar sus donaciones hacia UNICEF, a través de lo recaudado en la venta de sus camisetas oficiales.

En los dos casos quien aporta los fondos a la UNICEF, como fabricante de ambas casacas, es la empresa norteamericana Nike, que tiene infinidad de denuncias penales internacionales por explotación de niños, niñas, adolescentes y adultos, en la fabricación de sus productos.

Nike, explotación laboral y el gran negocio de las zapatillas deportivas

En realidad es un negocio redondo para los tres. UNICEF, logra sumas multimillonarias, los clubes de fútbol (Barcelona y Boca) prestigio y Nike, socio de UNICEF, gana las dos cosas.

Se calcula que los contribuyentes estadounidenses le aportan a UNICEF, unos U$S 100.000.000 anuales, siendo con el 10 % de su presupuesto su principal Estado benefactor. Inclusive si se contabilizan las donaciones de privados el aporte de EE.UU. equivale al 25 % de lo recaudado.
Esta es una de las razones por las cuales la ONG piensa muchas veces antes de criticar a EEUU o sus instituciones. los funcionarios norteamericanos, apelando a su sutileza, han presionado creativamente, por ejemplo retrasando aportes, o reduciéndolos, o también retirando como en 1984 fondos a otro organismo dependiendo de la O.N.U. como la UNESCO ante eventuales enojos. No sorprende que EE.UU. no fuera criticado por no adherir a la Convención de los Derechos de la Infancia de la O.N.U. de 1989, compartiendo tal “prestigiosa” negativa con Somalia, Oman, Islas Cook, Emiratos Arabes Unidos y Suiza.

Una panorámica de UNICEF visto desde el mundo

- En el 2001 la Autoridad de Combate a los Delitos Económicos de Suecia denunció que un noruego encargado en ese país de las compras en UNICEF cometió delitos de corrupción, falsificación de documentos y estafa con dinero de donativos. La acusación también contó con colaboración de fiscalías de Noruega y Dinamarca, imputándose también a cinco ciudadanos suecos. El responsable de compras recibió sobornos y violó procedimientos para favorecerse por sumas millonarias.

- En 1996 la misma Iglesia Católica suspendió sus aportes simbólicos a UNICEF acusándolos de campañas proabortistas, y principalmente por distribuir sustancias abortivas en Ruanda y Zaire.

- En 1991 UNICEF huyó temporariamente de Somalia ante una de sus recurrentes crisis, y que al regresar alquilaron las 3 mejores quintas del país como oficinas llegando a pagar hasta U$S 5.000 por mes.

- El 2007 tampoco fue un año tranquilo. Primero se denunció en Vietnam la muerte de 5 niños vacunados contra la hepatitis B con vacunas donadas por UNICEF.

- También en el año 2007, la fiscalía de Colonia inició un sumario contra el gerente de UNICEF Alemania Dietrich Garlichs por sospecha de fraude en la gestión de donativos y malversación de fondos. También se investiga si cobró honorarios para jubilarse por E$ 300.000.

- El escándalo destapó ya en 2008 que un 17 % del presupuesto real se gasta administrativamente, y el ocultamiento de irregularidades detectadas por el estudio de auditorías KPMG denunciando infracciones a reglas de concesión, desarrollo y control de transacciones derivó en la renuncia de la directora en Alemania Heidi Simonis.

- Nike cuenta con numerosas denuncias de explotación infantil en la fabricación de sus productos, principalmente en Indonesia. En 2004 se calculó que en el mundo 204.000.000 de niños trabajaban pero no iban a la escuela. Nike es un coloso fabricante de indumentaria deportiva con sede en la ciudad de Oregon. Desde 1984 NO produce en EE.UU., y cuenta con 9.000 empleados directos ( principalmente abocados al diseño ) y 75.000 indirectos, mayormente de las fábricas a su servicio tercerizadas de otros países tercermundistas. También se estimó que con el 1 % anual que invierte en publicidad podría sacarse de la indigencia a 10.000 indonesios que trabajan para la corporación.

- Las empresas tanto en Argentina como en el exterior no sólo se abocan a la caridad por generosidad. Según la legislación correspondiente pueden obtener deducciones de impuestos a las Ganancias, generalmente de un 5 %. En Argentina muchas campañas vinculadas a UNICEF u otras ONG invitan a donar los vueltos al pagar en las Cajas de supermercados y otros negocios. Al beneficio de imagen se agrega otra picardía argentina: por la reciente Ley 25954 -llamada Ley de redondeo- cuando un comerciante no tiene monedas para dar el vuelto debe obligatoriamente redondear a favor del cliente. Agravado por la insólita escasez de monedas de circulante las empresas encontraron en la veta benéfica tanto una salida elegante como una solución para no perder plata por falta de cambio.

- Como ejemplo de beneficio publicitario puede citarse el caso de L´Óreal de 2004, cuando donaron parte de lo vendido por su producto Biotherm a UNICEF. El total de lo donado fueron $36.000, pero un informe interno valorizó que la publicidad gratuita obtenida en los medios -si hubieran tenido que pagarla- ascendió durante la campaña a $ 615.000. Más claro, imposible.

- UNICEF en su página web, detalla genéricamente el costo de sus acciones, asumiendo que esto molesta a sus donantes privados y sobre todo gubernamentales pero defendiéndose en que ellos hacen foco en la capacitación de las comunidades.


- El millonario Ted Turner conmovió en 2001 al mundo al anunciar una donación propia de U$S 1.000 millones para la O.N.U., con destino para UNICEF. Elliot Abrams, ex Subsecretario de Estado de EE.UU. para Asuntos Interamericanos, resaltó la petición especial de Turner para que su dinero no se afectase en la ONG al rubro Gastos Generales. El pedido de Turner se ajustaba a que allí se imputan el gasto tanto en oficinas como en las diversas Comisiones Nacionales, estimándose que cerca de un 50 % del presupuesto de UNICEF en vez de ir a los niños queda allí; otra estimación habla que un 25 % del aporte norteamericano para beneficencia infantil mundial no alcanza a salir de Nueva York, gastándose en sus oficinas. La consultora Booz Allen describió este problema como el “Síndrome del Hotel de Lujo”. Otras críticas mencionan los altos gastos para mantener oficinas de campo, pago a “asesores técnicos” que no van a las oficinas, contribuciones a otras ONG que tampoco rinden cuentas y son acusadas de corrupción, gastos desmedidos imputados a “Relaciones Públicas” o vacaciones del personal, y pagos en concepto de “Asistentes Temporales” a ex miembros de UNICEF, quienes además cobran pensiones de la O.N.U..

Volvamos por un momento…

EE.UU, nunca adhirió a la Convención Internacional de los Derechos del Niño, compartiendo la negativa lamentable con Somalia, Oman, Islas Cook, Emiratos Arabes Unidos y Suiza. ¿Usted sabe porqué UNICEF nunca habló de ello?. Simple EE.UU, es el mayor aportante de dinero para UNICEF.

Antes de que termine diciembre del 2011, morirán entre 5.000 y 10.000 personas por la hambruna que afecta a Somalia. Ese es el cálculo conservador del Programa Mundial de la Alimentación de la ONU. En realidad, hay 2,8 millones en peligro real de muerte por desnutrición y cerca de 10 millones de afectados.


Somalía: Bebé moribundo por hambre y deshidratación

Somalía: El hambre que UNICEF no menciona

La mejor y más concluyente prueba que todo está perfectamente escondido y tomarlo como un logro de UNICEF, es hacerle a usted dos preguntas, para que responda con total sinceridad:

1) ¿Sabe qué quiere decir UNICEF?

2) ¿Sabe usted específicamente a qué se dedica?

Por si no sabe a la primera se la decimos: UNICEF quiere decir: “Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, y es un organismo dependiente de la Organización de Naciones Unidas” (O.N.U.).

La segunda…pedimos disculpas, nosotros tampoco la sabemos.

Dos notas de color

Si usted quiere saber lo que nos respondió UNICEF cuando le pedimos ayuda por la desaparición de un promedio de 12 bebés por semana en el sureste de Santiago del Estero, una de las tres fábricas de bebés que hay en la Argentina, haga clic en el título:

UNICEF: “La vergüenza ajena”

UNICEF: “La defensa de los niños en cifras”
UNICEF ¿la pelota no se mancha?
CORRUPCIÓN Y DESVÍO DE DINERO

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, más conocido mundialmente por su sigla UNICEF, es un organismo dependiente de la Organización de Naciones Unidas (O.N.U.). Dos de los clubes de fútbol más populares del mundo, el español Barcelona y nuestro Boca Juniors llevan su publicidad en sus camisetas con el fin de donarle fondos. El club argentino por cada casaca vendida aporta U$S 1; el español por lo mismo cede E$ 1,5, y su caso fue más trascendente pues la publicidad de UNICEF fue la primera en su camiseta en sus más de 100 años de historia. Esta exclusividad benéfica le aporta a ambos clubes repercusión mediática, prestigio y simpatía por su desinteresada colaboración. En los dos casos quien aporta los fondos a la ONG, como fabricante de ambas casacas, es la empresa norteamericana Nike. Ella confirmará la profética letanía de Diego Armando Maradona, pero adaptada: la pelota no sólo no se mancha, si no que nunca mancha. En el caso principalmente de Nike, y de Barcelona y Boca, también limpia malas imágenes corporativas y sociales.


¿Un Sol para los grandes?

En los últimos años muchos artistas y deportistas fueron nombrados embajadores de UNICEF. Obviamente lo hacen de muy buena fe, donando el producto de sus actuaciones desinteresadamente. Pero también UNICEF en el mismo lapso recibió numerosos cuestionamientos, principalmente por falta de transparencia en rendición de cuentas, acciones contradictorias y tibieza ante las principales naciones que le brindan fondos. Se calcula que los contribuyentes estadounidenses le aportan unos U$S 100.000.000 anuales, siendo con el 10 % de su presupuesto su principal Estado benefactor. Inclusive si se contabilizan las donaciones de privados el aporte de EE.UU. equivale al 25 % de lo recaudado.

Esta es una de las razones por las cuales la ONG piensa muchas veces antes de criticar a EEUU o sus instituciones: los funcionarios norteamericanos, apelando a su sutileza, han presionado creativamente. Por ejemplo retrasando aportes, o reduciéndolos, o también retirando como en 1984 fondos a otro organismo dependiendo de la O.N.U. como la UNESCO ante eventuales enojos. No sorprende que EE.UU. no fuera criticado por no adherir a la Convención de los Derechos de la Infancia de la O.N.U. de 1989, compartiendo tal "prestigiosa" negativa con Somalia, Oman, Islas Cook, Emiratos Arabes Unidos y Suiza.
En este contexto al panorama mundial de la década de 1980 de recesión económica, políticas de ajuste a los países en desarrollo impuestas por instituciones del llamado Primer Mundo, deuda externa y crecimiento exponencial de la pobreza el discurso de UNICEF sólo pidió: "un ajuste con rostro humano".
El millonario Ted Turner conmovió en 2001 al mundo al anunciar una donación propia de U$S 1.000 millones para la O.N.U., con destino para UNICEF. Elliot Abrams, ex Subsecretario de Estado de EE.UU. para Asuntos Interamericanos, resaltó la petición especial de Turner para que su dinero no se afectase en la ONG al rubro Gastos Generales. El pedido de Turner se ajustaba a que allí se imputan el gasto tanto en oficinas como en las diversas Comisiones Nacionales, estimándose que cerca de un 50 % del presupuesto de UNICEF en vez de ir a los niños queda allí; otra estimación habla que un 25 % del aporte norteamericano para beneficencia infantil mundial no alcanza a salir de Nueva York, gastándose en sus oficinas. La consultora Booz Allen describió este problema como el "Síndrome del Hotel de Lujo". Otras críticas mencionan los altos gastos para mantener oficinas de campo, pago a "asesores técnicos" que no van a las oficinas, contribuciones a otras ONG que tampoco rinden cuentas y son acusadas de corrupción, gastos desmedidos imputados a "Relaciones Públicas" o vacaciones del personal, y pagos en concepto de "Asistentes Temporales" a ex miembros de UNICEF, quienes además cobran pensiones de la O.N.U..


No me peguen...soy UNICEF

Pero últimamente la realidad pareciera que hizo cola para pegarle a UNICEF. En el 2001 la Autoridad de Combate a los Delitos Económicos de Suecia denunció que un noruego encargado en ese país de las compras en UNICEF cometió delitos de corrupción, falsificación de documentos y estafa con dinero de donativos. La acusación también contó con colaboración de fiscalías de Noruega y Dinamarca, imputándose también a cinco ciudadanos suecos. El responsable de compras recibió sobornos y violó procedimientos para favorecerse por sumas millonarias.
Ya en 1996 la misma Iglesia Católica suspendió sus aportes simbólicos a UNICEF acusándolos de campañas proabortistas, y principalmente por distribuir sustancias abortivas en Ruanda y Zaire. No extraña que los dinosaurios vaticanos tomaran esta medida, nobleza obliga, ya que la ONG —y el sentido común— en algunos documentos propició el uso de condones como prevención al SIDA. UNICEF, siempre lista para acercar posiciones, quiso generar un acercamiento al citar en un posterior documento que la castidad era el único método infalible contra la enfermedad. Pero posteriores declaraciones de su ex directora ejecutiva Carol Bellamy tildadas por Roma como abortistas más el apoyo al control demográfico en China de tener sólo 1 hijo por familia, aún a costa de abortos y estirilizaciones forzosas alejaron a la Iglesia por ahora definitivamente. Por supuesto nunca faltan los mal pensados que resaltan la competencia de ambos en un mismo nicho de interés: instituciones propias de la Iglesia (por ejemplo, Caritas) enfocadas en varios temas comunes a UNICEF como básicamente la pobreza infantil.
Otras críticas señalan que al evaluar abrir una oficina ante la apertura de Europa del Este en vez de instalarla en Moscú, Varsovia u otra ciudad de la zona la instalaron en Ginebra, Suiza. También que en 1991 UNICEF huyó temporariamente de Somalia ante una de sus recurrentes crisis, y que al regresar alquilaron las 3 mejores quintas del país como oficinas llegando a pagar hasta U$S 5.000 por mes.
Y el 2007 tampoco fue un año tranquilo. Primero se denunció en Vietnam la muerte de 5 niños vacunados contra la hepatitis B con vacunas donadas por UNICEF. Luego a fin de año la fiscalía de Colonia inició un sumario contra el gerente de UNICEF Alemania Dietrich Garlichs por sospecha de fraude en la gestión de donativos y malversación de fondos. También se investiga si cobró honorarios para jubilarse por E$ 300.000. El escándalo destapó ya en 2008 que un 17 % del presupuesto real se gasta administrativamente, y el ocultamiento de irregularidades detectadas por el estudio de auditorías KPMG denunciando infracciones a reglas de concesión, desarrollo y control de transacciones derivó en la renuncia de la directora en Alemania Heidi Simonis.
Demasiadas denuncias bien pueden transformar un Sol en un Eclipse para los chicos...


Nike...ni ke se note la realidad

Regresando al fútbol tanto Barcelona como Boca Juniors canalizan sus donaciones a través de lo recaudado en la venta de sus camisetas oficiales. Como fabricante proveedor de ambos los aportes los realiza la empresa estadounidense Nike, en beneficio de la niñez. Para las tres partes es un negocio redondo, hipócritamente redondo.
Nike cuenta con numerosas denuncias de explotación infantil en la fabricación de sus productos, principalmente en Indonesia. En 2004 se calculó que en el mundo 204.000.000 de niños trabajaban pero no iban a la escuela. Nike es un coloso fabricante de indumentaria deportiva con sede en la ciudad de Oregon. Desde 1984 NO produce en EE.UU., y cuenta con 9.000 empleados directos ( principalmente abocados al diseño ) y 75.000 indirectos, mayormente de las fábricas a su servicio tercerizadas de otros países tercermundistas. También se estimó que con el 1 % anual que invierte en publicidad podría sacarse de la indigencia a 10.000 indonesios que trabajan para la corporación.
Boca Juniors por su parte no se caracteriza por su delicadeza en el trato con sus infantiles futbolistas, sobre todo por su dirigencia marcada con la impronta conductiva macrista. Sobran ejemplos de futbolistas infantiles comprados a clubes débiles necesitados ( Riquelme, La Paglia, Ruiz, Tévez, etcétera ) o a empresarios poderosos conniventes. En ocasión de los pases al exterior de los jóvenes Tévez y Gago se los "invitó" a resignar el 15 % que les correspondía por ley del monto de la transacción, como condición para no trabar la operación. Los jugadores terminaron acatando la sugerencia, sabiendo que los contratos que les esperaban eran mucho mejores a los locales. Otro secreto boquense en voz alta habla que al destacarse un juvenil en la primera división al jugar aproximadamente 8 partidos obligatoriamente debe tener firmado un contrato con el club. Las leoninas condiciones del mismo habrían sido las causas para que los padres de más de una promesa de Boca Juniors retiraran a sus hijos del club invocando la patria potestad, en algunos casos firmando con clubes europeos ( Christian Ledesma, Forestieri, Coloccini y, recientemente, Trejo ). Para los dirigentes boquenses, al firmar un contrato o respetar sus derechos, los niños primero...los niños, primero, acatan sin chistar o sufren las consecuencias.
En Barcelona además de los beneficios publicitarios del convenio con UNICEF arrecian las críticas a su presidente Joan Laporta. Muchos intuyen del acuerdo un uso para provecho de su propio proyecto político tanto en Cataluña como España.


La caridad empieza por casa

Las empresas tanto en Argentina como en el exterior no sólo se abocan a la caridad por generosidad. Según la legislación correspondiente pueden obtener deducciones de impuestos a las Ganancias, generalmente de un 5 %. En Argentina muchas campañas vinculadas a UNICEF u otras ONG invitan a donar los vueltos al pagar en las Cajas de supermercados y otros negocios. Al beneficio de imagen se agrega otra picardía argentina: por la reciente Ley 25954 —llamada Ley de redondeo— cuando un comerciante no tiene monedas para dar el vuelto debe obligatoriamente redondear a favor del cliente. Agravado por la insólita escasez de monedas de circulante las empresas encontraron en la veta benéfica tanto una salida elegante como una solución para no perder plata por falta de cambio.
Como ejemplo de beneficio publicitario puede citarse el caso de L´Óreal de 2004, cuando donaron parte de lo vendido por su producto Biotherm a UNICEF. El total de lo donado fueron $36.000, pero un informe interno valorizó que la publicidad gratuita obtenida en los medios —si hubieran tenido que pagarla— ascendió durante la campaña a $ 615.000. Más claro, imposible.
Claridad que justamente se le pide a UNICEF en la rendición de cuentas. En su página web la ONG detalla genéricamente el costo de sus acciones, asumiendo que esto molesta a sus donantes privados y sobre todo gubernamentales pero defendiéndose en que ellos hacen foco en la capacitación de las comunidades.
Así como en la década del ´90 las instituciones del Norte adoctrinaban con el término "Excelencia" a los privatizadores latinos, para en el nuevo siglo buscar desligarse de responsabilidades de los descalabros promovidos hablando de encontrar un "Desarrollo Sustentable", quizás a varias de ellas les llegó el momento de dar el ejemplo con la "Transparencia" de su accionar.

Tomás Ryan

Es un documental muy interesante,donde muestra varias falencias de la educación actual que viene arrastrando desde hace décadas,todo en base al beneficio,como siempre,de unos pocos.Muestra la industrialización de la educación,de la importancia del niño en su edad mas joven donde la mente es una hoja en blanco llena de espacios para llenar.En fin digno de ser visto.